domingo, 5 de febrero de 2017

De competiciones de marcha nórdica en montaña


La montaña es un entorno precioso, que a mí me enamora. Mi afición a los bastones nació de mi encantamiento por la montaña. Pero la montaña es un lugar duro, en el que la vida no es fácil. La montaña, tiene sus reglas, y si quieres disfrutarla, tienes que respetarlas.

No hay recorridos fáciles en la montaña. Ir de un punto a otro tiene un plus añadido de dificultad en el desnivel, el firme de los caminos, las temperaturas extremas, los obstáculos a la progresión…

Siempre decimos de la marcha nórdica, otro de mis amores, que entre sus muchas ventajas está la de que se puede practicar en cualquier entorno y condición. Bueno, en casi cualquier entorno y en casi cualquier condición. Suelo decir a mis alumnos que en la montaña se puede hacer marcha nórdica, siempre que ésta te lo permita. Siempre que la anchura, el firme y el gradiente del sendero, y las condiciones meteorológicas, te lo permitan.

Hoy he participado en el V Trail de La Aljorra, una pedanía de Cartagena, con un paisaje típico de esta comarca, lindando con las estribaciones de la mazarronera Sierra del Algarrobo, que nos ha llevado a un desnivel positivo acumulado de tan sólo unos 300 m en los 22 km de su recorrido circular. Nada extraordinario, con gradientes que en los lugares más álgidos no superaron rampas del 10%.

Hace dos años ya participé en esta competición, una carrera pedestre en la que yo intento hacer un ritmo competición de marcha nórdica, saliendo con mis bastones tras todos los corredores, para completar el recorrido dentro de las 3 horas que la organización impone como límite. Bueno, más bien debería decir, intentando hacer un ritmo competición de marcha nórdica, porque en algunas de sus rampas de bajada, a pesar del bajo percentil, cuesta trabajo aplicar la técnica diagonal, y los bastones se van por delante de los pies más adelantados en un, a veces, vano intento de frenar la bajada para poder mantener siempre, al menos un pie y un bastón, en contacto con el suelo. Esto es lo que dice el Reglamento de Competiciones de Marcha Nórdica de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, FEDME (o, mejor dicho, debería decir, porque en realidad la versión actual de este reglamento, queriendo decir esto, deja bastante que desear en su redacción) al hablar de la técnica que debe regir en estas competiciones.

Es curioso que un reglamento que propugna la realización de competiciones de marcha nórdica en este medio natural de la montaña, no diga nada de las limitaciones que ese medio puede imponer a la hora de elegir un itinerario para una competición en la que se exige una técnica tan exacta.

En el reglamento de competiciones de marcha nórdica de la Federación de Montañismo de la Región de Murcia, el único de los existentes que no se tuvo en cuenta al redactar el de la FEDME, se habla de un gradiente máximo del 15% en los recorridos para competiciones, algo que tras la experiencia de hace dos años y la de esta mañana, quizá deberíamos rebajar al menos en un 5%. También trata este reglamento, tristemente llamado a desaparecer por sus discrepancias con el de la FEDME, técnicas alternativas a la básica diagonal cuando, las características del recorrido impidan la realización de esta técnica en alguno de sus tramos. Quiera Dios que su desaparición deje algún legado que mejore la actual versión de la federación nacional.

Pero, dejando el mundo de las ensoñaciones y los deseos, y volviendo al asunto que nos ocupa, no es el límite en las pendientes la única enseñanza extraída de las dos experiencias vividas en el trail aljorreño. En las dos ocasiones he podido “disfrutar” de un meteoro que suele afectar a las zonas montañosas, incluso a las de relieve tan suave como la de hoy. Me refiero al viento. Las rachas cambiantes, en torno a los 40 km/hora, experimentadas durante todo el recorrido, han sido una dificultad añadida a la correcta realización de la técnica diagonal, dificultando enormemente el correcto manejo de bastones que, con poco más de 100 gr, eran continuamente forzados en direcciones caprichosa y peligrosas para la seguridad del propio practicante, y de sus competidores. Estas circunstancias, sin duda, habrían supuesto un verdadero problema para los árbitros que hubiesen tenido que juzgar la actuación de hipotéticos participantes en una competición de marcha nórdica en el recorrido y las condiciones de hoy.

Realmente, buscar un recorrido para una competición de marcha nórdica en un entorno natural de montaña, en el que no haya rampas de bajada superiores al 10%, con una superficie que permita el normal uso de los bastones en competición, suficiente anchura para permitir la circulación en paralelo de dos o tres competidores con sus bastones, sin obstáculos naturales que dificulten dicha práctica, y en unas condiciones atmosféricas que aseguren vientos por debajo de los 30/40 km/h, no parece tarea fácil.

Y es que, pudiera ser, digo yo, que ese entorno natural de montaña, no sea el ideal, ni siquiera lo suficientemente bueno, para montar una competición de marcha nórdica. Los americanos tienen un dicho que reza: “Si parece un pato, emite sonidos de pato y anda como un pato, a lo mejor es que es un pato”.

Bueno, esto es lo que parece deducirse de mis experiencias personales. Pero somos muchos los que hacemos marcha nórdica (gracias a Dios) y seguro que hay otros muchos que pueden haber llegado a conclusiones distintas de las mías. ¡Ojo! No estoy diciendo que no se pueda hacer marcha nórdica en montaña. Lo que me cuestiono es lo adecuado del entorno para organizar competiciones de marcha nórdica.

El 2 de abril tenemos el primer campeonato de España de marcha nórdica, en un entorno precioso, de montaña, en plena Sierra de Aracena. Yo me he apuntado y animo a todos los nordicompetidores de España a que se hagan lo mismo. Hay un experimentado equipo de amantes de este deporte que están haciendo lo imposible para que esta competición colme todas nuestras expectativas y se desarrolle con éxito, un éxito que yo les auguro y deseo con todo mi corazón. Cuentan con todas mis simpatías y apoyo, porque no lo tienen nada fácil, ni ellos ni los árbitros que asuman la responsabilidad del enjuiciamiento técnico en ese entorno. Quiera Dios que las condiciones meteorológicas no supongan una dificultad añadida. Desde aquí uno mis jaculatorias a las de los queridos y admirados organizadores.


Pero vayáis o no, compitáis o no, estéis de acuerdo conmigo o no, no tenéis escusa para no sacar los bastones del paragüero, cada día, y darles marcha de la buena.

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