domingo, 9 de abril de 2017

DE CAMPEONATOS DE MARCHA NÓRDICA EN ESPAÑA

He estado dudando si escribir algo sobre el primer campeonato de España de marcha nórdica. Siento que al hacerlo pueda herir alguna susceptibilidad, y lo último que quiero es molestar, sobre todo a personas a las que respeto y aprecio. Y sé positivamente que no todo lo que diga va a ser bien entendido y apreciado. Podría “sanitizar” lo escrito, hasta dejarlo en una masa amorfa e inocua, fácil de aceptar para todos … menos para mí. También podría, simplemente, no decir nada del asunto, pero, este blog es sobre marcha nórdica y sería poco respetuoso con mis principios, y los pocos lectores que me siguen, si no dijese lo que pienso de este campeonato. Espero que todos entendáis que lo hago con la única intención de que esto pueda mejorar, y nunca con ningún fin oculto o dañino, que, simplemente, no va con mi forma de ser. Si a alguien, en algo, ofendo, vayan por delante mis disculpas.

Con este “introito”, parece que todo ha sido malo y que voy a dar “leña” a diestro y siniestro. Nada más lejos de la realidad, pero sé por experiencia que tendemos a quedarnos con lo negativo, como si lo positivo careciese de importancia (good news is no news) y por eso intento curarme en salud. Por otro lado, he leído multitud de elogios, todos justos, hacia la organización, a los que uno los míos, sin reservas. Creo que pasado el momento del agradecimiento y la alegría del objetivo superado, cumple hacer un juicio frío de lo acaecido, si queremos que esto siga creciendo.

La sierra de Aracena tiene dos fenómenos difícilmente igualables, mención aparte de su espectacular paisaje y pluviometría. Uno es, sin duda, su increíble jamón, y el otro es el alcalde de Santa Ana la Real, José Antonio Ramos. Este amante de la marcha nórdica (ya solo por esto merece mi respeto y cariño) ha sido capaz de impulsar este deporte en toda Andalucía, poniendo un pequeño pueblo de medio millar de habitantes a la cabeza de los municipios españoles que apuestan por la marcha nórdica y el senderismo con bastones, y haciéndose un nombre en la dimensión internacional de este deporte. Su labor de años en este campo ha sido clave para que su pueblo haya sido elegido como escenario del Primer Campeonato de España de Marcha Nórdica.

José Antonio asistió a la Nordicartagena 2016, tanto como competidor, como participando activamente como ponente en el seminario del día anterior de la competición. Se ve que la experiencia le gustó y ha sido para mí una gran satisfacción comprobar que para este campeonato han optado por un formato similar, y un honor que contasen conmigo para la mesa redonda con que se cerró el seminario. La oportunidad que una competición de nivel nacional brinda para reunir y confrontar experiencias y opiniones de la flor y nata de la marcha nórdica patria no debe ser desaprovechada, y animo desde aquí a todos los organizadores a que continúen con esta iniciativa. El contenido del seminario, incluyendo la presentación el día anterior por el Dr. Brotons, fue variado y muy interesante y tuvimos además la inmensa fortuna de contar con una selecta y nutrida representación italiana, encabezada por Fabio Moretti, director técnico de la Scuola Italiana Nordic Walking, y una autoridad internacional en nuestro deporte.

El esfuerzo organizativo se merece un sobresaliente, tanto en los aspectos lectivos como de marcado y señalización del circuito, por no hablar de lo lúdico-gastronómico, amparados por la riqueza de los productos de la zona (y no tan de la zona, porque hasta las gambas de Huelva estuvieron presentes). Por poner un pero, la entrega de dorsales pudo haberse organizado en un lugar más amplio que acortase el tiempo de “cola” y la dilación de la hora del briefing, que terminó disuadiendo a parte de los participantes.

El día de la competición todo estaba listo a su hora, incluidos los aparcamientos, algo nada sencillo para una localidad de esas características. También los servicios, aunque no tuve necesidad de utilizar duchas y vestuarios, creo que fueron adecuados y suficientes. El control de entrada a la zona de salida fue correcto, aunque se podrían haber habilitado más pasillos. No tengo elementos de juicio para calificar la eficacia de la comprobación de material y dorsales. Se organizó un cajón separado para los que tenían puntos FEDME por haber participado en la competición de La Coruña, pero la organización de la zona de salida pudo haberse completado con una colocación de dorsales por tiempo estimado de progresión, que habría evitado en parte la confusión y el peligro de accidente del primer kilómetro. El Ángel de la Guarda de Santa Ana la Real, y el buen juicio de la mayoría de los competidores contribuyeron a que no hubiese que lamentar ningún altercado en los primeros metros por las estrechas calles empedradas del casco urbano.

Bonita y aplaudida iniciativa la de dar salida a los chavales cinco minutos antes de la salida general. La FEDME debería tomar nota de la la necesidad de incluir, con un formato u otro, a las categorías inferiores en estas competiciones, aunque en principio algunas queden desiertas. La competición es el principal atractivo que la marcha nórdica tiene para los más jóvenes. No creo que cueste tanto entenderlo.

El recorrido del campeonato consistió en tres vueltas a un circuito de 6 km, con una parte urbana, sobre firme empedrado, en el que difícilmente agarraban los bastones (quizá hubiese sido una buena oportunidad para practicar la colocación y remoción de tacos sobre la marcha, en una zona marcada, a la entrada y salida del pueblo, que habría disminuido el número de “pifias” que, en conversaciones con otros competidores, valoramos en una por cada cuatro o cinco apoyos; una barbaridad, tendiendo en cuenta que en asfalto no pasan normalmente de una cada doscientos apoyos). La mayor parte del circuito discurría por camino, parcialmente cubierto de un antiguo empedrado carretero, con tramos deteriorados, peligrosos para la práctica de la marcha nórdica de competición (todos los competidores con los que cambié impresiones tuvieron varios tropezones y enganches de los bastones en la grietas entre piedras, y hubo alguna caída, gracias a Dios sin mayores consecuencias, creo). El circuito incluía varios tramos en los que el desnivel se aproximaba o rebasaba el 10%, en los que la ejecución de la técnica diagonal de la marcha nórdica resultaba “difícil”, por decirlo con suavidad, tanto en las subidas, para entrar de talón, como en las bajadas, para evitar que pies y bastones “volasen”.

La amplitud del recorrido, en su mayor parte, tenía una anchura suficiente para la competición, de no ser por la circulación en paralelo de grupos de competidores que bloqueaban el paso de otros más rápidos. Creo que los árbitros deberían haber sido mucho más expeditivos en la sanción de estas actitudes que, como la de cruzar los brazos delante del cuerpo, con el consiguiente clavado en los laterales, dificultan la progresión de otros marchadores y ponen en serio peligro su seguridad y el normal desarrollo de la competición.

La distancia total, dentro de lo especificado por la FEDME, me parece excesiva, sobre todo teniendo en cuenta que participaban en la misma competición marchadores de más de 70 años, de ambos sexos. La marcha nórdica competitiva, a diferencia de otras pruebas, exige la ejecución de una técnica que no es fácil de mantener en cualquier escenario, y por tiempo excesivamente prolongado.

El punto de avituallamiento, aunque yo no lo utilicé, me pareció bien situado, provisto y atendido. No vi la ambulancia (mi campo de visión se limitaba a dos o tres metros por delante de mis pies), pero me consta que estaba, y sí que vi al médico, que además de su labor específica, era un gran animador de los participantes.

Aparte de lo ya dicho sobre las normas básicas de seguridad, no entro a enjuiciar la labor de los árbitros. Con la poca experiencia que tenemos y la pobre herramienta que el actual reglamento proporciona, creo que bastante hicieron. El competidor siempre tiene una visión muy parcial de su actuación, y debe centrarse en la correcta ejecución de su técnica, más que en cómo lo hacen los demás, si no quieres “requemarte” innecesariamente. Sin embargo, pienso que ayudaría mucho a una correcta ejecución de su trabajo (el de los árbitros) el que hayan sido “cocineros antes que frailes”. La visión de la competición, desde dentro, es siempre interesante a la hora de enjuiciar desde fuera, y debería ser tenida muy en cuenta a la hora de revisar los reglamentos de competición. La experiencia como competidores debería ser exigida en los currículos de los aspirantes a árbitros en futuros cursos de formación. Finalmente, la inclusión de árbitros “corredores” entre los competidores, posiblemente añadiría un plus de justicia a las decisiones del conjunto arbitral.

No sé si la prueba se grabó en diversos puntos del recorrido, o incluso con una cámara portátil colocada sobre algunos de los competidores. Si no se hizo, se perdió una gran oportunidad de poder evaluar, a posteriori, sin la premura de la decisión inmediata, la labor de los jueces, mejorando así sus actuaciones futuras. Nunca he aprendido tanto sobre técnica y enjuiciamiento técnico como visionando las horas de grabaciones tomadas en las competiciones de Aranjuez y Cartagena. Los cursos de arbitraje preparados sobre este material creo que han tenido un valor formativo especial, muy apreciado por los alumnos. La posibilidad de ralentizar, detener , volver a visionar, y apreciar actitudes y reiteraciones que conducen a faltas difícilmente apreciables a simple vista, tiene un valor inigualable en la formación de instructores, entrenadores y árbitros de marcha nórdica.

La entrega de trofeos, complicada por la concurrencia de dos campeonatos en la misma prueba, la cantidad de categorías y la presencia de competidores extranjeros, se desarrolló bastante bien, aunque siempre será un desafío para la paciencia de los no premiados y el público en general. Los regalos complementarios, bien; los sorteos, para mi gusto, sobran y alargan el acto innecesariamente, pero es posible que si me hubiera tocado algo, no los vería tan mal. Los trofeos, bonitos. Las medallas del campeonato de España, con una cinta sin los colores de la bandera nacional (!?), por contra de las del campeonato de Andalucía, con los colores de su enseña regional. Seguro que la FEDME tiene una buena explicación para esto, pero me extrañó.

Resumiendo, muchas cosas positivas de este primer campeonato de España: el formato (seminario + campeonato + confraternización), la organización (Santa Ana la Real, Club Trepamundo), los compañeros de siempre y la oportunidad de conocer a otros, la satisfacción de ver por fin en el podio gente joven y caras nuevas (algunos alumnos míos). Y algunas cosas que necesitan revisión o más trabajo, fundamentalmente relacionadas con el actual reglamento, que enumero a continuación, en la esperanza de que alguna de ellas se tenga en cuenta en la próxima revisión (que espero que no tarde):

  • Finalidad de la marcha nórdica competitiva: fomentar la práctica de la marcha nórdica en general. Fundamental, la atención a las categorías inferiores.
  • Itinerario de competición: Circuito de 2 a 4 km, sobre tierra compactada o asfalto, sin desniveles por encima del 5%.
  • Árbitros: exigencia de historial competitivo, formación continuada, a base de cursos on-line sobre grabaciones de competiciones.
  • Faltas reglamentadas: más atención a las relacionadas con la seguridad (bloqueo de itinerario, uso peligroso de los bastones por cruzar las manos o por apoyarlos retrasados), normas fijadas sobre aspectos observables y mesurables (si se prohibe algo hay que dejar claro a los árbitros qué es exactamente, y a partir de dónde es sancionable) y, sobre todo, hay que ser conscientes de las limitaciones de los jueces para observar ciertas cosas “a simple vista”. En consecuencia con esto último, no se deben sancionar las dos primeras tarjetas amarillas y la descalificación, a la tercera, debe implicar al menos a dos árbitros diferentes.
  • Continuar investigando para mejorar el enjuiciamiento técnico de las competiciones: posibilidad de árbitro “corredor”, infiltrado entre los participantes, grabación con cámaras, posibilidad de contactos eléctricos en bastones,… este deporte está empezando bien entrado el siglo XXI, y debemos aprovechar la tecnología a mano.

En lo personal, la participación en esta competición, que no me podía perder, y en la que me alegro de haber participado, ha supuesto un sacrificio. Para preparala, visto el empecinamiento en la persecución “reglamentaria” de la marcha atlética, he tenido que variar mi técnica de competición, abandonando la alegría de la marcha por la, para mi, más aburrida y tediosa técnica de la caminata nórdica. Tampoco el haber tenido que acostumbrarme a prescindir de la música en mis sesiones diarias a contribuido a compensar la pérdida de “alegría” aludida en la frase anterior. Sinceramente, creo que es un error castigar a los marchadores. La regla debe ser la de mantener siempre un pie y un bastón en el suelo, independientemente del “aire” que el competidor lleve, ya sea con el centro de gravedad ligeramente adelantado (como en la marcha atlética) y ligeramente retrasado (como al caminar). La regla es mesurable, la apreciación del “aire” no es más que eso, una apreciación, que no debe incluirse en una cosa tan seria como un reglamento. Creo yo.

Ayer participé en el primer campeonato de marcha nórdica de la Comunidad de Valencia, organizado en Elche por otro par de amantes de este deporte, Peli y Andrés. Otro sobresaliente al esfuerzo y la organización. Esta vez el recorrido, tanto en distancia total (12km) y firme (tierra compactada) como en anchura y desniveles, mucho más adecuado a una competición de marcha nórdica, a lo largo del río Vinalopó, aunque el circuito (6 km) podría haber estado mejor cubierto por el mismo número de árbitros si hubiese sido algo más reducido (3 o 4 km). La competición, creo que un poco precipitada: se deberían haber realizado algunas pruebas, antes de hacer un campeonato regional, con la finalidad de formar previamente una “masa crítica” de competidores valencianos experimentados y con una técnica adecuada. El número de participantes en el campeonato y el nivel técnico del mismo se vieron compensados por la afluencia de competidores de otras regiones, sobre todo de la de Murcia, tan cercana a Elche en la distancia y el corazón.

En fin, he conseguido completar estas dos competiciones sin sanciones, un poco a medias entre mi esfuerzo por caminar en lugar de marchar y la benevolencia de los árbitros, aunque estoy seguro de que ésta no fue sólo conmigo y, además, es lo que cumple dado el escenario de las competiciones y la fase inicial de este aspecto de la marcha nórdica en que todavía nos encontramos. Ahora vuelvo a mi relajada práctica diaria, con mi música y mi eventual participación en carreras populares dónde pueda hacer marcha nórdica sin la zanahoria de un podio ni la sombra amenazadora de una tarjeta sobre mi cabeza.

Animo desde aquí a todos los practicantes de marcha nórdica a que prueben la competición, pero nunca antes de haber desarrollado una buena técnica. El consejo de su instructor puede ser decisivo para asegurar que dicha prueba no se convierta en un fracaso, una descalificación y una experiencia negativa que le lleve a abjurar de la practica habitual de la marcha nórdica, que es precisamente lo que debe tratar de fomentar la marcha nórdica competitiva.

Y la FEDME, lo dicho, a mejorar ese “reglamento”, que hay tela dónde cortar.


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