lunes, 3 de julio de 2017

LA ALTURA DE LOS BASTONES DE MARCHA NÓRDICA

De tiempo en tiempo, resurge la polémica sobre la altura de los bastones de marcha nórdica en alguno de los numerosos foros de nuestras redes sociales. En el último dónde vi esta diatriba, alguien la asimiló a las famosas discusiones sobre el sexo de los ángeles, y a fe mía que no le falta razón. Podríamos discutir durante semanas, sin llegar a un acuerdo y, lo que es peor, posiblemente todos tendríamos razón, … o no.

Hablando por experiencia personal, a lo largo de mis 10 años con bastones, yo los he llevado de todas las medidas, y hoy, que creo que tengo las cosas de la marcha nórdica relativamente claras, sigo cambiando la longitud de los bastones, día a día.

En mis cursos de iniciación, siempre empezamos poniendo los bastones a la altura del ombligo, más que nada por dar una justificación a tan decorativo e inútil adorno ventral. Chanzas a parte (que por cierto, nunca están de más en un curso de 270 minutos macizos), creo que esta longitud es una buena referencia inicial para comenzar a utilizar los bastones. Una longitud más bien corta, como ésta, facilita el aprendizaje de la técnica, favoreciendo la amplitud de movimientos de una práctica de marcha nórdica cuyo objetivo sea utilizar el mayor número posible de articulaciones y músculos. En definitiva, mejorar o mantener la salud.

A lo largo de la sesión de iniciación, algunos alumnos manifiestan su sensación de llevar los bastones “demasiado largos”, o “cortos”, lo que siempre me viene al pelo para recordarles que la altura elegida no es más que una referencia inicial, que cada uno debe acoplar a su antropometría (dependerá mucho de su envergadura, longitud de piernas y movilidad pélvica) y a la finalidad que busque en cada sesión de marcha nórdica (básicamente, salud o velocidad). Así que continuamente les animo a que experimenten con pequeñas variaciones en la altura de los bastones, para que comprueben la diferencia y la conveniencia de utilizar unas u otras, en función de sus características y de los fines que en cada momento persigan.

Procuro siempre acabar mis clases con todos mis alumnos alargando los bastones 10 cm, para que todos experimenten las diferentes sensaciones que nos proporcionan las distintas alturas y, sobre todo, para reforzar la idea de que deben probar para poder tener elementos de juicio que les permitan quedarse con lo mejor para cada uno, y siempre en función que lo que quieran conseguir.

También les advierto que, con el perfeccionamiento de la técnica, los bastones se les irán “quedando cortos”. Unos bastones más bien cortos (altura del ombligo) facilitan la continuación de la acción sobre el bastón por detrás de la cadera, esa frontera entre una técnica básica y un nordimarchador que merezca tal nombre, nada fácil de alcanzar en los primeros meses de práctica. Sin embargo, cuando el esforzado y perfeccionista nordimarchador, a base de esfuerzo y constancia, consigue terminar su fase de empuje sobre el bastón con la mano bien por detrás de la cadera, con brazo y antebrazo en prolongación del bastón, es cuando debe plantearse la posibilidad de darle un par de centímetros más a sus bastones, … y vuelta a retomar su porfía por pasar de la cadera con esta nueva medida. Y así, sucesivamente.

Yo empecé con unos bastones de 100 cm, y creo que he llegado a mi límite con los que ahora uso, de 120 cm. Ha sido una pugna continua, centímetro a centímetro, en la que siempre he puesto como condición la de no dejar de disfrutar con mis bastones por este afán de perfeccionamiento técnico, cosa que también encarezco a mis alumnos. Y esto en mi práctica habitual, cotidiana, pues para las competiciones, en las que la velocidad (desgraciadamente) prima sobre la técnica, y es necesario obtener el máximo resultado de la ecuación amplitud – frecuencia, la longitud de mis bastones va de los 125 a los 130 cm.

Por toda esta experiencia y razones, desaconsejo a los nuevos practicantes de marcha nórdica la adquisición de bastones de longitud fija. Es más, les aconsejo que siempre usen bastones ajustables en longitud. Les permitirán en cada momento perseguir objetivos diferentes y adaptarlos a su progresión técnica y, en mi experiencia, no he notado la tan manida desventaja en cuanto a vibraciones sobre los bastones de un sólo tramo … si acaso, lo contrario.


Pero, tengan la longitud que tengan, no me los abandonéis en el paragüero, porfa.

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