domingo, 27 de agosto de 2017

Sensaciones con mis bastones. Nordiqueando por el centro


Este fin de semana he estado por el centro peninsular y,  como siempre, al hacer las maletas, lo primero que echo al coche son mis bastones.  Entre mi pasión por la marcha nórdica y mi manía enfermiza de madrugar, siempre encuentro un par de horitas para disfrutar con ellos hasta que el resto del personal empieza a aparecer.
Resultado de imagen de casa de campo madrid fotosEl sábado amanecí en Argüelles y en unos minutos estaba andando por el Parque del Oeste, para pasar por Principe Pío a la Casa de Campo, esa maravilla para hacer deporte al aire libre, que los madrileños tienen infrautilizada.  Algo parecido a lo que pasa con la Sierra de Guadarrama, un poco más al norte.  En fin, al menos ese bajo nivel de utilización redundará en que se conserve más tiempo tal como ahora está.  Espero.


Bueno, a lo que iba.  Algún corredor, unos cuantos excursionistas, varios ciclistas, ... pero ni un nordimarchador.  Puede que por las vacaciones, el calor,... pero es que, a esa hora, la Casa de Campo debía ser uno de los pocos lugares de España dónde la temperatura era incluso agradable para hacer deporte.

Resultado de imagen de jardín del príncipe fotosEl domingo, después de una celebración que se había prolongado hasta altas horas de la madrugada, salí sobre las nueve con mis bastones por la Calle de la Reina, en Aranjuez.  Otro lugar privilegiado para la práctica del deporte: tres kilómetros de tierra compactada, a la sobra de plátanos centenarios, a lo largo de la fachada sur de los Jardines del Príncipe.  Este entorno no puedo decir que esté infrautilizado: tanto los visitantes madrileños del fin de semana como los deportistas locales hacen buen uso de este privilegiado lugar, incluso durante los meses de verano, cuando la temperatura, diga lo que diga Joan Manuel Serrat (Ana es la muchacha típica), no es tan agradable.  Bien, como en el párrafo anterior, mucho corredor, algún ciclista, montones de piragüas por el río, y un par de señoras con bastones, pero de marcha nórdica, nada de nada.

Me consta la labor desarrollada por un montón de buenos instructores en Madrid, y yo mismo he formado más de doscientos nordimarchadores en la Casa de Campo y en Aranjuez.  Sin embargo, ¿dónde están?  En Cartagena llevo iniciados cerca de 1500 alumnos y, siendo un lugar más pequeño, me cuesta ver gente haciendo marcha nórdica.  Y no hablo sólo de la canícula, cuando una parte importante de la población se desplaza a "veranear" en segundas viviendas, en las playas de los alrededores.  Tengo la sensación de que progresamos muy lentamente, y que las competiciones no están teniendo el tirón que esperábamos.

En otro orden de cosas, este fin de semana he tenido noticias de un querido compañero.  Conocí a Ramón allá por 1973, y desde el primer momento supe que era una persona especial: alegre, trabajador, siempre dispuesto a ayudar.  Ramón era un gran deportista.  No habría tenido problema en hacer un buen papel en cualquier equipo de balonmano de la división de honor.  Volví a coincidir con él haciendo el curso de profesor de educación física, un curso que él, injustamente, no pudo completar.  Y es que, aunque en aquella época nadie lo sabía, Ramón tenía una grave afección cardíaca que, unos años más tarde, requeriría un trasplante de corazón.  Buen cristiano y gran profesional, ha dejado siempre una gran huella por dónde ha pasado.

Hace unos años, coincidimos en Valladolid, invitados a la boda de un hijo de un amigo común.  Cuando me comentó las ganas que tenía de hacer deporte, algo que para él ha sido siempre muy importante, pero que sus condiciones físicas no se lo permitían, le hablé de la marcha nórdica.  Y no sólo le hablé, sino que, al ver la ilusión con que escuchaba y conociendo su coordinación y aptitud físicas, le dí un curso acelerado (dos horas) de iniciación y le facilité la adquisición de un par de bastones.

Ese amigo común, con el que coincidí el sábado en Aranjuez, me dijo que Ramón tiene un cáncer de piel en la cabeza.  Esta noticia me entristeció sobremanera.  La mala suerte parece cebarse a veces con los mejores.  Sin embargo, anoche, ese mismo amigo nos dijo que, en su camino de vuelta a Valladolid, había parado en Cercedilla, para ver a Ramón, y que le había dicho que seguía haciendo marcha nórdica.  Parecerá una tontería, pero esa noticia me consoló, me alegró enormemente y compensó todas las otras sensaciones negativas que la falta de practicantes observada me había provocado.

y es que, con que podamos hacer un poco mejor la vida de alguna persona, merece la pena el esfuerzo de seguir promocionando este deporte, aunque sigamos cruzándonos pocos nordimarchadores en nuestras salidas diarias.

Sacad los bastones del paragüero... y cuidado con el sol.

2 comentarios:

  1. Hola Piri. Si hubese salido el domingo por la Casa de Campo, lo mismo habiamos coincidido.
    Estoy de acuerdo contigo, yo llevo poco tiempo en esto de NW, pero nunca me he encontrado con nadie al entrenar, ni en Madrid, ni en la costa en la vacaciones, incluso te miran raro la gente.
    Respecto a las clases, no es fácil saber quien es competente para dar clase, ademas de las distintas técnicas, la clases son caras.
    Un saludo.

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  2. Si la gente te mira raro, deberías haberlos visto cuando yo empecé, hace más de diez años. En Madrid hay muchos buenos instructores. Las técnicas, que no te engañen, son todo lo mismo, más o menos. Si me mandas un correo a pirirpon@hotmail.com te puedo recomendar alguno con muy buena prensa.

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